Solemos hablar de emprendedores como personas innovadoras, proactivas y apasionadas que se atreven a convertir su idea en una iniciativa empresarial. Con ellos como protagonistas principales del emprendimiento, a menudo pasan desapercibidos otros actores que también están trabajando en proyectos muy interesantes. Es el caso de los intraemprendedores, trabajadores por cuenta ajena que, con la misma dosis de pasión y creatividad, desarrollan su talento dentro de la empresa para la que trabajan.
Los factores que definen un intraemprendedor, según explica Javier Megías en un artículo para Womenalia, son el valor, ya que hacer propuestas arriesgadas o que supongan un cambio no siempre es fácil en una organización, la fidelidad, porque supone que en lugar de abandonar la empresa y poner en marcha su proyecto, decide plantearlo dentro de ella, y, por último, un cierto toque de rebeldía, ya que son perfiles incómodos que no se contentan con cómo se han hecho las cosas y ponen en duda el status quo.
Las empresas han entendido que tienen que apoyar este tipo de trabajadores, ya que solo aquellas que potencien e incentiven a los intraemprendedores conseguirán, no solo sobrevivir al contexto económico actual, sino posicionarse como referentes en su sector.
Se trata de evolucionar y avanzarse a los cambios del mercado. Y, ¿qué mejor manera de hacerlo que apoyando el talento del personal con el que ya cuenta la empresa?
En este sentido, una de las empresas que apostó desde el primer momento por el intraemprendimiento fue Microsoft. En una encuesta interna, la compañía descubrió que 4 de cada 10 de sus trabajadores les gustaría ser “intrapreneurs”, así que para aprovechar este potencial, creó un programa de apoyo a la innovación en su “Garage” de Redmon (Washington).
Gracias a ello, y cómo publica la revista Forbes, Microsoft ha ido aprendiendo cada vez más cosas de sus trabajadores:
Para que un empleado se preocupe por las ganancias de la empresa, primero la compañía debe ocuparse de que el empleado esté animado con su trabajo.
La innovación no va siempre de la mano del dinero.
La sensación de que “todos están en el mismo barco” y la teoría de “nosotros contra ellos” impulsan a los trabajadores a ser leales a la marca.
Una empresa inteligente aprovecha la experiencia de los empleados.
Tratar al cliente como un socio a largo plazo. Tenerle en cuenta, escuchar sus ideas y necesidades.
Una forma de motivación para los empleados es tratarles de forma individual y no colectiva.
Crear un entorno de trabajo colectivo y divertido, en el que los empleados disfruten de sus tareas.
Estimular a los empleados con nuevos proyectos, pero también aceptar que son humanos y que pueden cometer errores.
Fuente: ble.org
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